lunes, 9 de febrero de 2009

Editorial: Pan y circo… mucho circo - Por Emanuel Soverchia


Sección editorial

Como no podía ser de otra manera estuvimos analizando con el grupo de redacción de la revista, la realidad mediática nacional, que es el reflejo de la realidad social, política y económica de los intereses gubernamentales de este país y en su gran mayoría de toda América Latina; que en alguna medida también lo es de carácter inconscientemente popular. Las autoridades avanzan rápidamente en vías de fortalecer sus necesidades políticas y educativas controlando los medios de comunicación masivos, gracias a este mecanismo se puede atraer y alejar a los ciudadanos a sus antojos para “llevarlos de la nariz” hacia el consumo ideológico. Como decía Althusser “la escuela es el aparato ideológico del Estado” y creemos que los medios son parte de la educación-doctrina que emana el Estado para solventar su estadía en el poder.

Muchas veces esta situación no es peligrosa si se tiene control popular, está armada de criterios humanos y dignos de una democracia social; pero es absolutamente cruenta cuando se torna una amenaza para la masa acarreada y enajenada de los ciudadanos. Como es el caso de la televisión de aire en nuestro país, las productoras privadas y los programas de distracción que se emiten libremente por la pantalla chica. No dejemos de recordar a los programas de Realty shows que envolvieron carnalmente a los espectadores en un mundo hostil, cuadrado, sin ética y totalmente superficial destinando a muchos jóvenes en su mayoría a seguir caminos desalentadores y hasta contraer enfermedades psicológicas, con la reacción indiferente de la población y las autoridades. La gran ansiedad que llevaba a estos chicos a alistarse en esa especie de campo de concentración televisivo y exponerse como “conejillos de india” a los experimentos capitalistas de un grupo de productoras privadas determinó el grado de nivel educacional en el que fue cayendo arbitrariamente la Argentina y el mundo. Manos negras detrás de la diversión, de muchos que veían a través de su televisor el sometimiento y la exposición humana a la degradación misma de la imagen y la burla. Como por ejemplo “Talento argentino” y “El casting de la Tele” que no hacen más que involucrar a los participantes en una búsqueda económica de capital privado para luego abandonarlos a la pobreza o a la marginación.

También encontramos por las noches programas como el de Mario Pergolini que no hace más que alterar los nervios del pueblo argentino con denuncias que van a parar a un cajón y que aumentan los ingresos de su productora con una buena nota mientras ellos se quejan de la corrupción y por detrás negocian sus ideas con candidatos y empresas multinacionales. Le da al pueblo lo que el pueblo no necesita: furia y bronca y les muestra lo que verdaderamente no es. Pergolini declaró que simpatiza plenamente con Macri, representante total de la derecha nacional y el capitalismo más salvaje; propulsor de enfrentamiento con docentes y recortes educativos, además de políticas reaccionarias.
Otro empresario mediático que fomenta la ignorancia con sus cortinas de humo y morbosidad es Marcelo Tinelli, creador del macabro programa “Bailando, patinando, cantando por un sueño”; este insulso personaje que apareció como un pibe de barrio en la televisión al que nadie le daba unos meses al aire, despegó al estrellato y se convirtió en un magnate de los medios gracias a la falta de respeto con sus invitados, la degradación de personas con discapacidades mentales y físicas, humillación de su equipo de trabajo y los fenómenos del morbo que hacían distraer a los vivos del otro lado de la pantalla. El “bailando, patinando, cantando por un sueño”, no dejó de ser parte de esta alteración corrompida de la vida siendo que demostró ser aún más duro y sombrío, porque mientras en algunos sitios del país y el mundo la sequía despoja al hombre de su supervivencia, este lúgubre conductor Marcelo Tinelli malgasta miles de litros de agua en la acumulación de su capital y en la muerte de miles de niños aborígenes del norte.

Todo es un circo montado por el neoliberalismo y los buitres de este sistema económico que no deja más que muertes, guerras y desolación humana para sostener la vida plena y generosa de unos pocos malditos saboteadores de una sociedad libre y solidaria. Hagamos que estos sujetos tétricos no se coman nuestro pan, no desperdicien nuestra agua, no maten nuestros hijos y no corrompan nuestra sociedad, cuando estos siniestros personajes se apoderen de nuestra televisión cambiemos de canal o apaguemos el televisor, porque para divertirnos y distraernos todavía podemos usar nuestra imaginación y compartirla con nuestros seres queridos.

Tomemos conciencia que detrás de todo están estos personajes, el poder y las mafias estatales que nos tiran carne podrida para que comamos después de haber luchado en su Coliseo.

Emanuel N. Soverchia
Director

1 comentario:

Isaías dijo...

Hola revista Unidos. Soy Isaias y tengo 17 años. Me gusto mucho el estilo de su revista y quería proponerles algo. Se sabe que los adolecentes no tienen lugar de expreción en ningún lugar. Yo y otras personas que conozco (adolecentes) escribimos. Y me gustaría que su revista apoye a la literatura en los jóvenes. Mi idea es que nos brinden un espacio para poder publicar nuestros cuentos. Espero su respuesta. Mi direccion es isa.b6@hotmail.com... Suerte. Sigan así.